domingo, 13 de noviembre de 2011

Dos años junto a ti.

Comienza el capítulo número veinticuatro de nuestra historia. Historia que comenzó hace exactamente dos años.

De pequeños, soñamos con conseguir esos objetivos que vemos inalcanzables, aquellos que sólo la imaginación es capaz de lograrlos.

De pequeños, siempre tenemos la alegría y la ilusión en la palma de nuestra mano. Yo siempre tuve la ilusión del típico cuento de príncipes y princesas. El príncipe aparecería en mi vida, me agarraría de la mano, me daría un beso y todo sería perfecto. De esa manera me haría cambiar la visión del mundo, la felicidad sería un buen título para definir ese mundo, un mundo que jamás hubiera conocido si no fuera por él.

El paso del tiempo ha hecho que me dé cuenta que los príncipes como los pintan en los cuentos no existen, y la experiencia me ha hecho abrir los ojos del todo. Sin embargo, ahí está…Mi mundo de felicidad empezó hace dos años y aún no ha acabado, creo que aún me parece demasiado pronto como para ponerle fin. No se puede considerar príncipe, no tiene corona y mucho menos la capa que siempre se les pone en los cuentos y tampoco una espada para poder defenderme, pero me he dado cuenta que no tiene que tener ese aspecto para darme la felicidad que ese típico príncipe de cuento daría a cualquier princesa. Pero sí tiene algo que va mucho más allá de todo eso, tiene ese don de hacerme sentir feliz, de hacerme sentir alguien especial. Puede que a lo largo de estos años, lo vivido no haya sido un cuento de hadas, que hayamos tenido nuestros más y nuestros menos, pero lo mejor es que los hemos pasado juntos. Éxitos y fracasos, discutir y reconciliarnos, llorar y reír, soñar y despertar… Todo lo hemos superado juntos.

Hoy es el día de decir, que este cuento lleva veinticuatro páginas, cada página un mes de recuerdos. Recuerdos de todo tipo, que si algún alboroto en la historia, que si lágrimas de rabia contenida, de felicidad, alegría o incluso anhelo… todo tipo de recuerdos que van formando la historia. Nuestra historia.

Siento decir que todo momento malo está bien suplantado por bastantes momentos buenos. Y esos momentos ya se saben cuáles son: estar a su lado, darle un beso, estar juntos en un sofá abrazados, despertar y verle acurrucado a mi lado, agarrarle de la mano, sostener la mirada y hablarnos a través de ella…porque sí, porque a veces es nuestro lenguaje, no siempre las palabras lo dicen todo, estar con él…Todo esos momentos que hacen de mi mundo, un mundo ideal, perfecto, indefinible. Un mundo que gracias a él he ido construyendo.

Vale, puede ser eso…que el mayor pecado que he cometido ha sido quererle tanto. Pero no me arrepiento, puedo prometer que cuando me abraza se para el mundo y si me besa se detiene el universo.

Soy feliz, y quiero seguir siendo feliz junto a él. Porque sé que existe el continuará de cada una de las páginas que hemos escrito…

Sí, me siento protegida, querida, cuidada…Estoy orgullosa de ello, y él también debería sentirse así. Sólo queda decir…que le quiero como nadie lo imagina, como sólo él sabe.

No necesito más si él está a mi lado para seguir haciéndome sentir esa personita que en su vida es especial. No necesito más, sólo seguir caminando de tu mano como hasta ahora. Sólo te quiero tener aquí, a mi lado. Contigo puedo imaginar cómo será la eternidad. Ahora solo soy si él está a mi lado.

Una última cosa que decir, y no por ello menos importante… Gracias por ser el protagonista de mi cuento, gracias por crear este mundo conmigo.

Te quiero.

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