viernes, 28 de enero de 2011

Difíciles momentos...

¿Cómo comenzar esta carta? Difícil… es una extraña sensación…

Todo en tu cabeza está demasiado claro, colocado, organizado, pero a la hora de explicarlo es todo más complicado. Por ello, por si no me sé explicar, pido que me perdones.

Quería decirte que nadie me ha hecho sentirme como me siento, nadie ha pintado mis mañanas de colores, nadie me ha enseñado lo que solamente tú me has enseñado. A veces creo que en el preciso momento de conocerte te colaste por la puerta de atrás de mi corazón, y poco a poco, fuiste construyendo tu propio rinconcito en él, donde te quisiste quedar, para darle tu calor…

Es difícil expresar todo lo que tengo en mi interior… pero que no sea por intentarlo.

No puedo mentir, ni ocultar lo que siento. Intento vivir sufriendo bajo este silencio, pero quizás, aunque esta carta diga lo contrario, debería silenciar todo aquello que siento, pero estos sentimientos son los que piden paso a mi voz, y piden la palabra para contarte grandes secretos. Tengo que dejar de ser cobarde y afrontar todo a lo que tengo miedo, tengo que dejar de tener miedo para decirte todo lo que siento. Para decirte todo lo que te he echado de menos y, que de hecho, aun lo sigo haciendo. Quizás, en este momento, mientras estés leyendo estas palabras pienses que estoy loca de atar por decirte todo esto ahora, puede ser que sea tarde, o puede ser que estos secretos ya los supieras, pero aun así, necesito decírtelos.

Quiero que sepas que ahora mismo, lo único que tengo son buenos recuerdos, algo parecido al sabor de un dulce caramelo.

Sueño con el día que “suframos” un desencuentro, en el que los dos no sepamos qué decir, ni dónde mirar, no sepamos qué hacer, y que de repente, se oiga: “vuelve conmigo”, “volvamos a empezar de cero”.

Son dos frases mágicas que devolverían la felicidad a mi ser… ese ser que ahora mismo está incompleto, y que solamente tú lo puedes completar…

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